¡¿Cuántas veces escucho eso de maestras de sordos?! Si lo piensa bien, si el niño ha llegado a su aula, ya ha aprendido algo. Tal vez no va a aprender tan rápido como otros, o las mismas cosas. Pero seguro que hay algo que le puede enseñar, que le serviré en su vida. Y puede ser que vaya a aprender más que Ud. puede imaginar.
Tengo una niña en mi clase, que al llegar, estaba como un zombi. Se sentía, sin ánimo, como uno que está media dormida o muy cansada. No tenía nada de expresión en la cara. No parecia que podía hacer nada de lo normal. Dió la impresión de una niña severamente atrasada, con problemas mentales. No parecía entender nada de nuestras comunicaciones hacía ella.
A veces buscaba materiales para botarlos por todas partes, haciendo un regero. Eso fue la única actividad que le interesaba. La cosa más mínima, no sabía hacer. No pudo hacer una rompecabeza de tres pedazos al nivel de un bebé. Su comunicación expresiva era casí en cero. Digo casí, porque todos los niños se expresan de una forma u otra con sus acciones. Al ponerle a colorear, no miraba el papel, ni sabía hasta rayarlo sóla.
Realmente, no estaba segura de su problema. Pero sabía que podía aprender algo. Ella reconocía la gente que le buscaba cada día, y sabía que ella tenía que llevar su mochilla al irse. Eso sólo me dió la esperanza. Si fuera posíble aprender esas dos cosas, fuera posible aprender otras.
Dí cuena que los otros adultos en el aula, ya no creían que iba a aprender. Pues, por esa razón, no intentaron a enseñarla, y en general, la dejaba sóla, y enseñaban a otros. En su favor, no era por maldad. Simplemente no habían visto una niña así, y no pensaban que había ninguna esperanza. Y ella no era única. Habían tres más niños con problemas serias, que de modo similar, tampoco hizieron cosas sencillas normales, y no pudieron participar en una clase dado por la maestra.
¿Qué debemos hacer? Dejarlos como si fueron en una guardaría? ¿Aceptar que no pudieron aprender? ¡No! Vamos a empezar con cosas muy fáciles. Conseguí algunos juguetes simples de bebé. Los niños tenían 5, 8, y 9 años, pero no pudieron usar correctamente un juguete hecho para la edad de 6 meses en adelante.
Pero podemos empezar. No le puedo dar a Ud. todos los pasos que seguimos. Sólamente le puedo decir, que enseñamos paso a paso, y poco a poco, en incrementos de cinco minutos o menos. Es necesario atraer la atención primero que nada. Los colores brillantes de los juguetes, les llamaba la atención mejor que una pizarra con tiza blanca, o un cuaderno con lápiz. Eran algo que pudieron tocar y disfrutar. Queremos siempre ver si el niño juega con el juguete de su propia forma forma. Estos niños no sabían ni jugar. Lo enseñamos como jugar, y aprendieron a disfrutar. Al principio, no tenían mucha interés en los objectos, y los dejaron de una vez. Pero poco a poco, demonstrando como se podría manipularlos, se interesaban, y querían intentarlo por si mismo. Al fracasar, dejaron interés, y tuvimos que animarlos de nuevo. Tratamos de darle pasos tan pequeños que pudieron lograr éxito de una vez. Presentamos trabajo más y más difícil, cuando lograron hacer los pasos primeros. Hacemos más largo el tiempo de atención, gradualmente.
Después de varias semanas, los niños empezaron a interesar en lo que hacían la clase. Cuando ponemos las sillas en circulo, para hacer una actividad, simpre le invitamos a ellos, pero no los obligamos en este etapa. Empezamos a verlos traer su propia silla al circulo y a intentar a participar.
Aunque el trabajo era demasiado difícil para ellos, tratamos de siempre involucralos de una forma u otra. Si contamos alrededor del circulo, por ejemplo, cuando le llega su turno, el niño al lado le ayudaba formar el número con su mano, si quería.
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